Carta 2
Me duele aquí, ¿de
que puede ser?
A veces vamos al médico y le decimos “es que me duele aquí”
y nos señalamos una zona imprecisa, por ejemplo de la parte interna de la
rodilla, y el médico nos toquetea, nos pregunta y finalmente nos manda una
radiografía para tener alguna prueba diagnóstica. Nos hacemos la radiografía,
vamos a casa y la miramos de arriba abajo, examinamos toda esa gama de grises
con lupa y llegamos a la conclusión de que no tenemos ni idea de lo que
muestra, vamos de nuevo al médico y nos dice “pues no parece que tengas nada
porque la radiografía sale bien…”. Y tu, poco aliviado con la respuesta, le
dices “es que me duele cuando hago esto o esto otro y mas por la noche que por
el día…”.
El médico sigue sin poder decir nada
concreto y te manda unas pastillas analgésicas que realmente te alivian el
dolor pero que cuando dejas de tomarlas el dolor vuelve y, entonces, vuelves al
médico y ya te manda una resonancia magnética, con la que te quedas muchísimo
mas contento porque sabes, y es que nosotros los pacientes sabemos todo acerca
de la medicina, que todo este tiempo ha sido una pérdida de tiempo y que tu
tienes algo muy malo ahí dentro que te está machacando irremediablemente una
zona del cuerpo que se necesita para viviiiirrrrrrr.
Y a vueltas con la rodilla que, un día, deja de doler así
para doler de otra manera, que mas tiene que ver con otras cosas, y para lo que
seguimos tomando analgésicos y ya está.
Pero hay casos en los que el dolor aparece tras un accidente,
una torcedura, un episodio inflamatorio, un algo… Entonces si, seguramente haya
una causa clara que explique el dolor y un tratamiento para el mismo, pero en
el caso anterior lo tenemos un poco clarinete.
Yo misma soy un ejemplo de lo desconcertante que puede ser
la aparición de algo sospechoso en el cuerpo y como no soy muy de ir al médico
seguí con mi problema un montón de tiempo hasta que ya me dolía mucho y tuve
que pararme a pensar. Me habían salido unos bultitos en la segunda falange de
los dedos de las manos, en todos menos en los dedos gordos. Ni pajolera idea de
lo que era, artrosis?, líquido sinovial enquistado?, cáncer de huesos?,
enfermedad rara?, todo esto y mas pasaba por mi cabeza, tengo una imaginación
muy fecunda. Finalmente se lo comenté a una alumna que es médico y aquí tengo
que decir que igual que los alumnos piensan que nosotros, los profesores, tenemos
un montón de genes médicos insertados en el cerebro, nosotros, los profesores,
pensamos que nuestros alumnos médicos tienen jornada de 24 horas tipo self
service: sírvete en cualquier momento que yo nunca me canso de diagnosticar.
Pues hablando y hablando resulta que
seguro que estaba haciendo algo con las manos que me estaba produciendo esos
bultitos. “Yooooooo?, pero que voy a hacer como para provocarme eso?”.
Obsérvate - me dijo ella- y hablamos en un tiempo. Eso hice y, tachan!!, si que
hacía algo, una cosa que debe venirme de muy atrás, tan atrás como miles de
años porque se trataba de apoyar las manos como un mono, con los dedos
flexionados, para levantarme del suelo, abrir las puertas correderas y hasta
para presionar el botón de la cadena del inodoro. Lo mas, así como te lo
cuento. Dejé de hacerlo y desaparecieron los bultitos.
Conclusión, obsérvate, escúchate
más, habla contigo, siente tu cuerpo y, sobre todo, cumple las reglas de la
buena postura, siéntate con la cadera neutra, camina erguido, no te desparrames
en el sofá durante horas y horas con el cuerpo abandonado de cualquier manera,
coloca el ordenador frente a ti y no a un lado, incluye en tu vestidor los
zapatos bajos que no solo de tacones vive la mujer, aleja los hombros de las
orejas cuando estás realizando una tarea que te absorbe,… vamos, un montón de cosas
que si me pongo a enumerarlas todas no termino.
Y si tienes dudas, pregúntanos, si,
a los profesionales, que aunque no sepamos que contestarte en el momento lo
mismo nos da por pensar en el asunto y, de todos modos, nos gustará saber que
confías en nosotros para traspasarnos tus inquietudes.
Un beso a todos